sábado, 1 de noviembre de 2008

LA PRIMERA VISITA

Mi nueva casa ha quedado definitivamente inaugurada. Ya ha pasado la supervisión de alguien, y nada menos que de mi familia. Ha sido un viaje relámpago, como los míos a Canet, pero ha cundido. A mí, además de para ver a mi familia, me ha servido para probar los restaurantes de Mainz. Que con eso de que en el Erasmus “se estila” la economía precaria, aún no había comido por ahí.

Además, ha habido muchos más beneficios, como unos bombones artesanales riquísimos (iaia, diste en el clavo), un delantal para ahuyentar a las manchas de grasa, un calendario de adviento muy bonito pero sin chocolate, un ordenador con unas noventa películas, un calentador de manos que es la envidia de algunos,… Muchas gracias por todo.

Decían en la previsión del tiempo que iba a llover, y no fue así. Decían que iba a hacer un frío difícil de llevar, y no fue así. Se suponía que el telesilla de Assmannhausen no funcionaba, y funcionó. Qué más se puede pedir. Desde luego, mamá, Alemania no te ha tratado nada mal en tu primer viaje. Seguro que es para convenceros de que en verano hagamos un viaje recorriéndola con la excusa de recoger a la vuelta todos mis bártulos.

Fue una visita relámpago, pero cundió. Y cumplió el objetivo, creo yo, que era que “mis superiores” se aseguraran de que todo iba bien por aquí. Lo va, y además muy bien.







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