Qué bien me lo estoy pasando, cómo estoy disfrutando el Erasmus… y solo llevo un mes y medio. Y, sin embargo, ya pienso en que cada vez queda menos, en que el tiempo corre… Tic, tac, tic, tac. Para bien y para mal. Y el mal pesa mucho estando fuera.
Hace un par de semanas me reía cuando oía a Sophie y a Carolina comentar agobiadas que ya había llegado noviembre, que luego navidad, los exámenes, las vacaciones y verano. Tic, tac, tic, tac. Que esto ya se estaba acabando…
Supongo que es una manera de verlo, y desde luego que ahora la entiendo. Porque miro el calendario todos los días y en cada fin de semana veo un posible viaje. Hamburg, München, Berlin, Praga, Oslo,… Y la ruta en bicicleta por el Rin. De eso sí que tengo ganas, porque si ya me encantó el paisaje cuando las hojas empezaban a secarse, creo que voy a disfrutar viendo cómo los árboles empiezan a florecer, cómo el sol vuelve a calentar un poquito (aquí ahora cumple la misma función que mi flexo). Encima en bici, deslumbrando al sol con mi sonrisa de felicidad =).
Cada fin de semana, cada día y casi cada momento son unas de esas ocasiones que quiero aprovechar, que quiero vivir al máximo para luego poder recordar y decir: xe, qué feliz fui el año del Erasmus.
Así que desde este momento, y espero que sirva de ejemplo para todos, cambiaré la postura. Ya no voy a pensar que ya llevo un mes y medio aquí, ahora me centraré en los siete meses que aún me quedan, porque igual que no he venido para echar de menos mi vida valenciana, tampoco lo he hecho para quedarme en casa lamentándome porque el tiempo pasa.
Demos un paso más…
Y a gritar si el cuerpo lo pide!
PD: L'auberge espagnole, qué buena película sobre el Erasmus, retrata muy bien algunas de las situaciones que ya he vivido/espero que me queden por vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario