Es el gran desaparecido de estas últimas semanas en Alemania. Y, cuando aparece, a los españoles se nos distingue porque detenemos nuestra marcha para sentir cómo nos acaricia la cara. Si el resto de paseantes no lo saben apreciar, da igual. Ya inventarán cómo evitarnos sin sacarnos de nuestra burbuja soleada… Nosotros, desde dentro, les obsequiaremos con nuestra gran sonrisa soleada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario