Tras unas vacaciones muy, pero que muy familiares, en las que no he tenido tiempo de hacer todo lo que pretendía en un principio ni de ver a todos los que me hubiera gustado... he vuelto a Mainz. Con menos ganas de las que imaginaba, porque en Valencia se está muy bien, pero con fuerzas para afrontar el final del semestre (o eso espero, porque si no voy lista).
La llegada a Mainz fue bonita, porque las calles estaban todas cubiertas de nieve, y encima no hacía un frío excesivo (0°C). La Wallstrasse (mi calle) estaba preciosa...a los árboles ya no les queda ni una sola hoja, y todas las ramas estaban cubiertas con un manto blanco, como si quisieran abrigarse. Precioso precioso. Además, la nieve era polvo, así que me entraban unas ganas de esquiar...
Lo malo de este estado es que no se celebran los Reyes Magos (en Bayern sí), así que las clases empezaban ayer día 5. Total, que nada más deshacer las maletas y hacerme una comida de la que no estoy orgullosa (pero que teniendo en cuenta que mi casa estaba casi vacía no estaba tan mal) me tocó irme a clase. Al final no fue tan grave, he de reconocerlo, pero ganas no había ninguna.
Hice la compra de la semana (o de la quincena, incluso), y me fui a casa a cocinar porque teníamos una cena-reencuentro Miguel, Carolina, Sören y yo. Se hizo lo que se pudo, pero he perdido práctica cocinando y se nota.
Y hoy, -7°C de bon matí. Qué frío... La nieve se ha empezado a convertir en hielo, y ahora sí que ya no me atrevo a coger la bici. Eso sí, estoy descubriendo que nuestro nueva línea de autobús funciona a la perfección. Calentita, sentada, y en 7 minutos en el campus. Y no hace falta sudar la gota gorda para subir la Wallstrasse.
Pero seguro que te han gustado las vacaciones, va, reconócelo!!
ResponderEliminarXiqueta, te echo de menos!