miércoles, 28 de enero de 2009

EL AÑO DEL BUEY

El domingo, 25 de enero, se celebraba el año nuevo chino, y dio la casualidad de que Sophie es amiga de unas chicas taiwanesas, así que nos invitaron a la celebración. Fuimos a Gonsenheim por primera vez, otra de las residencias de estudiantes, un antigu cuartel militar de la Segunda Guerra Mundial. Y no se intentaba disimular, porque para entrar en el recinto tenías que atravesar la puerta de control. Fue como volver al cuartel de Lima…

Aparecimos en una cocina enorme, donde una docena de asiáticos estaban preparando la comida. Al principio me dio un poco de miedo que no me gustara nada, lo reconozco, pero más bien al contrario. Sería el buen rollo que transmitía Miguel en esos momentos (estaba emocionadísimo), que se me acabó pegando.

Guisos de carne, de pescado, arroz, una salsa picante, un guiso que no probé porque me dijeron que era MUY picante, sushi, bolas de patata con queso fundido por encima…y una tortilla de patatas, que al final también voló. Probamos el tofu, un pastel y una bebida de sémola dulce. Comida tailandesa, coreana, taiwanesa y china. Y buenísimo todo.

Pero lo que más me gustó fue la conversación de después con Eva, una chica taiwanesa, a la que inflamos a preguntas sobre su país. Cada uno para su campo: que si hay censura, que si los desastres naturales, que si la política. Cuánto me gusta escuchar a otros contar la historia de sus países (sobre todo si son lejanos). Seré pésima en geografía e historia, pero esta es la única forma de que se me quede grabado.

Las chicas taiwanesas nos enseñaron a decir algunas palabras, que por supuesto ya no recuerdo, y un par de gestos típicos de Año Nuevo, como juntar las manos para desear suerte o extender una para pedirles las estrenas a los padres y a la familia en general. Vamos, que en España no somos los únicos que le echamos morro a esto de las navidades.

 

 

 
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Nos despedimos antes de la llegada del nuevo año (y de tener que recoger), y nos fuimos con Reyhan, una chica turca que se fue ayer definitivamente a Turquía. He pasado sus últimas dos noches con ella, charrando, tomando galletas de chocolate,… Qué pena descubrir cuán interesante es alguien cuando ya se va.

Y por cierto, me contó que mis botitas de piel rojas de Estambul, las que yo utilizo para dormir en invierno, se llaman mess (ni idea de cómo se escribe, claro), y las utilizan los musulmanes para orar en invierno. Como cada vez deben limpiarse manos, pies, cuello y frente, en invierno cogen frío rápidamente, así que después de la primera oración del día se calzan mis botitas y luego ya solo deben pasarles un trapo.

La última noche, Reyhan me dio todo lo utilizable que encontró en su casa, desde crema hidratante hasta té o una libreta. La verdad es que da que pensar el hecho de que la gente se vaya ya. El tiempo pasa, tic tac tic tac. Así que hay que aprovecharlo al máximo!

Un disfraz de niño de 10 años de pingüino de Sören... genial!

 
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Mi primera lasaña...

 

1 comentario:

  1. Marrr!! (asi es como se pronunciara en alemán, supongo)

    Que me he introducido por estos mundos oscuros y lejanos dejados por la mano de Dios!

    Espero que los examenes vayan bieen!!

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