domingo, 31 de mayo de 2009

UNA GRAN FAMILIA

Los amigos erasmusianos, mi familia de aquí, cada vez nos parecemos más a una gran familia. Empezamos unas pocas, se fueron uniendo a base de preguntar si habían oído paella, a base de insistir en su identidad española y por ser tutores. Hasta en las mejores familias hay discusiones, y aquí también nos pasa cada vez que hay que llegar a un consenso sobre qué hacemos.

Y ahí nos veis, en un bar alemán, chillando como españoles de tres al cuarto cada vez que a alguien se le ocurre una nueva idea (¡otra más donde elegir!). Cuando vemos que no llegamos al consenso, siempre acabamos en el tema de quién irá a ver a Sophie el año que viene, qué viaje planearemos todos juntos y demás planes para un futuro que, de momento, todos nos esforzamos en ver muy, muy lejos.

Por supuesto, al final se acaba la noche y ni siquiera hemos votado, así que nos quedamos igual que vinimos, solo que con la cabeza hecha un lío por todas las opciones consideradas. Y el viernes, esperando a que Miguel hiciera la siesta para ver si íbamos al concierto de Orishas, se pasó la hora y aterricé en casa de Sophie, donde Sebastián, Carolina, Pablo, ella y yo medio-improvisamos una cena... ¡con karaoke!

Al día siguiente, Miguel se nos unió para ir al Kletterwald a trpar de árbol en árbol. Qué tensión y qué prisas... Pero es que se nos puso justo delante una niña a la que le daba todo miedo y hacía unos atascos que-pa-qué. ¡Si hasta la rescataron dos veces los monitores y la bajaron! Las pruebas, cada vez más difíciles y más laboriosas (véase los abrazos a los troncos en zig zag o las espuelas al viento), iban dejándonos rojas las manos y destrozadas las piernas y los brazos por hacer tanta fuerza (aún hoy estoy muerta de agujetas).

Y por no desperdiciar la adrenalina que llevábamos dentro, no se nos ocurrió un plan mejor que ir a una discoteca esa misma noche, para lo que teníamos una hora de reloj para ir, ducharnos , arreglarnos y volver. E S T R É S. Estrés y mala leche cuando vi que el plan se iba directo a pique, así que Sebastián y yo tomamos las riendas y compramos las entradas del KUZ,la única discoteca de Mainz. La noche estuvo bien, muy bien cuando conocíamos las canciones ochenteras que bailábamos.


Pero el plato fuerte del fin de semana llegó el domingo, cuando, tras dos horas de sueño, conseguí levantarme de la cama para ir a Stuttgart de excursión. Rapiñé un par de horas más de sueño durante las cuatro que duróel viaje en tren, y llegamos por fin Santiago, Mauro y yo a la capital del estado Baden-Württemberg.

Ya había estado allí durante mi primer viaje a Alemania en 2001, cuando fuimos a pasar el día, pero solo recordaba un zoo (el parque Wilhelm), unas fotos con cochazos (el museo Mercedes) y una fuente con forma de balón de fútbol. Ocho años más tarde, el reencuentro fue cuanto menos peculiar, porque lo recordaba todo con una cierta neblina: "creo que estuve aquí, pero no estoy muy segura".

Resulta que, recorriendo la calle de las tiendas donde estaba la fuente-balón de fútbol sin detenerse en el primer Mc Donald's, llegas a Stuttgart la ciudad, con sus palacios, su teatro, su barrio de las judías (y me refiero a las alubias, porque se plantaban delante de las casas), su ayuntamiento, sus iglesias,... Vamos, que no conocía Stuttgart ciudad y el viaje ya valió solo la pena por eso. Y si encima es en buena compañía...qué más se puede pedir.






Y aquí la foto de mi último descubrimiento culinario: el salmón al horno con patatas a lo pobre... Rico, rico!

1 comentario:

  1. Aunque siempre me quejé (y bien sabemos que es por vicio)... ¡echaré de menos nuestras discusiones a gritos o conversaciones multibanda en el messenger!
    Un besazo

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