domingo, 13 de noviembre de 2011

New Brunswick: qué ver, qué hacer

El sábado se vino Vicente Iranzo, compañero de clase de Traducción e Interpretación, a New Brunswick. Está viviendo en Vermont, al norte, casi en Canadá, y cuando se agobia de tanto frío y paisajes preciosos en otoño, se viene a Nueva York, como la vez pasada, cuando me lo encontré en un Mc Donald´s a las cinco de la madrugada. Solo que esta vez decidimos quedar y no dejarlo todo a la suerte, y además vernos en New Brunswick.

Así que me lo llevé a College Avenue, para enseñarle mi campus. Ahora en otoño está precioso, y eso que en mi opinión hay otro campus más bonito aún, el de Cook/Douglass, donde están la granja y las canastas para jugar al frisbee. ¿A que es bonito?




Después fuimos a probar un restaurante al que yo aún no había ido, pero que Vicente Gomis, que también se apuntó, me había recomendado: Tumulty´s, una hamburguesería que está en George St. Me pedí la hamburguesa más básica, pero eso de que pusiera 10 ounces en negrita me extrañó e imaginé que sería grande... (Por lo visto son casi 300 gr de carnaza). ¡Pero caray! Se salía del pan por todos lados. No tengo fotos esta vez porque, con el hambre que tenía, se me pasó. Pero volveré. Acabo de volver, aquí tenéis una foto. :-)

Estuvimos riéndonos muchísimo con las anécdotas que nos contaba Vicente I. que ha tenido debido a su anosmia (no huele, y solo tiene el 30% del sentido del gusto). Se considera una discapacidad, aunque no le dan lo del párking, y muy pocos saben de ella, así que os voy a contar alguna cosa para que os acostéis sabiendo algo más. Por ejemplo, que absolutamente todo el mundo, cuando se entera, le pregunta que si no puede oler la caca. Nadie le habla del olor del mar, del perfume de la ropa limpia o el olor a quemado mientras cocina. Aunque puede hacer vida normal, sí hay algunas precauciones que debe tomar, como poner post-its en la comida para saber cuándo la abrió (dice que alguna vez ha probado la leche agria), tener detectores de gas, seguir las normas básicas de higiene (no sabe si huele mal). 

De postre nos decidimos por el Chocolate Explosion Cheesecake porque, con ese nombre, probablemente tendría mucho sabor y él lo podría notar. Pero no. De hecho, nos contaba que su problema era que la comida que nota es precisamente la que está muy dulce, picante, salada,... Que cuando ha tomado algo que a él le picaba, el resto no podía comerlo; que el té para él es aguachirri calentito,...

Por la tarde nos fuimos rodando (de cómo nos pusimos en el restaurante) hasta el parque que hay muy cerca de mi casa, porque le comenté que creía que era bonito, ya que está a la orilla del río Raritan. Yo solo lo había visto cuando se inundó por culpa del huracán Irene, así que me esperaba ver un parque precioso.

Y no. Resulta que la inundación de verdad causó estragos. Mirad cómo están las farolas:


Aún así, entre nuestras sonrisas y los colores otoñales alguna foto salvamos :-)


Como veis, el tráfico ya está restablecido en la Route 18. Y, como veis, no tenía trípode :-)


Y luego nos pusimos guapos para irnos a la fiesta de máscaras. Y por guapos digo elegantes, que los chicos tenían que ir obligatoriamente con traje, y las chicas... pues con lo que tuviéramos. Y bastante que me traje este vestido por si necesitaba algo para arreglarme, que en Alemania, cuando tuve que vestirme arreglada una semana para el MEU ya me tocó pedirle ropa a Sof y Carol...

La entrada nos incluía comida italiana (raviolis gigantes empanados rellenos de queso, macarrones con tomate y bocadillos), máscara y photocall. Así que haya que nos fuimos. No me estoy quedando calva aunque lo parezca, es que las plumas se confunden con mi pelo.



Y como justo en ese momento llegó el resto de estudiantes internacionales, pedimos hacernos una foto todos. Fue difícil apilarnos tanto, y de hecho le desmontamos la paraeta al fotógrafo un par de veces. Pero salió:


En cualquier caso, he de decir que muchas chicas se fliparon muchísimo. Había vestidos de graduación y se me apuráis hasta de boda. Con can-can y todo, que un vestido no tiene tanto vuelo... Además, algunas personas se trajeron sus propias máscaras. Cuando te cruzabas con una de estas personas sí que te sentías en una fiesta veneciana.


En cualquier caso, después de copiarnos las respuestas de un cuestionario y ganar con ello dos papeletas más para las rifas (yo eché cuatro para ganar entradas para El Cascanueces, en Broadway), estuvimos deambulando un poco por el museo, que es donde se celebraba la fiesta. A mí me extrañaba no ver a casi gente, y es que estaban todos en la planta baja, en una sala enorme que hacía las veces de discoteca... Y así, bailando y luego siendo las personas más elegantes de toda Eston Ave. (donde están los bares en mi pueblo), se nos fue la noche.

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