jueves, 30 de octubre de 2008

MÁS DESCUBRIMIENTOS

El resto de la semana fue normal, nada del otro jueves… aunque habría que obviar la reunión con mi vecina alemana a la una y media de la madrugada para escuchar música heavy y comer espaguetis a palo seco, sin salsa. Mejor así que con kétchup frío recién sacado de la nevera.

Casi todas las noches que no salí me las pasé en el cuarto de Miguel, cotilleando en el Facebook. Sería que estaba a gusto, porque la cama hasta me parecía blandita… Lo malo es que encontraba mi hueco antes de fregar, así que al pobre ya le he dejado un par de veces los restos de la cena para el día siguiente.

El sábado madrugamos como unos campeones para ir a Heidelberg con el tío bueno y el resto de erasmus :). Subimos a un castillo y escuchamos las audio guías unos diez minutos, la hora restante preferimos inventarnos la historia con tal de no tener que sujetar ese ladrillo.


¿Está bueno o no? ¡Cualquiera se resiste a ir a una de las excursiones que organizan!







Al bajar a la ciudad nos dejaron media hora de tiempo libre para comer algo. Miguel y yo gritamos: ¡Kebab! Y el pobre James, nuestro querido americano vegano, no tuvo más remedio que venir con nosotros. Él con su Falafel y yo con mi típico kebab solo-carne-y-salsa,-sin-verduras. Tal para cual. “Es que yo amo a los animales”.

Después de la visita guiada por la ciudad, llegó la hora del tiempo libre. Unas se fueron a Starbucks, otras se perdieron por la calle principal, y Lucía, Miguel, James y yo conseguimos no separarnos. ¿Quién me iba a decir que tendría que probarme un vestido en Heidelberg para ver que estoy engordando? Necesito un espejo de cuerpo entero pronto, que en el del baño solo me veo la cara.

Nos fuimos a un supermercado, donde me compré un llavero-bolsa que se tira pedos, la única broma que mi madre no me compró de pequeña. Pues dio juego, sobre todo a James, que no dudaba en usarla en medio de H&M siguiendo a Miguel…

De vuelta a casa los tres nos colamos en primera clase, huyendo del mal olor que desprendían un baño estropeado y un hombre en silla de ruedas. No es que seamos unos desconsiderados, es que aquello era insoportable. Acurrucada al lado de Miguel descubrí la música en valenciano. Que me la tenga que mostrar un madrileño…

Fuig de la freda fageda, fuig de les fulles mortes. Abans de que arribi l'hivern i nevi, vine al meu costat. Fuig llop, fuig llop, fuig…

Y así empecé mi segunda semana de clase, cuando mi querida Lucía ya está haciendo el primer examen en París. Pero ya me acordaré de esta diferencia cuando el 25 de julio esté acabando las clases…

El martes me dijeron que no habría clase de defensa, pero que sí iba a haber un Grillen en el campus. Según el diccionario eso significa que iban a hacer una barbacoa, pero me pareció tan extraño que decidí que sería una manera de decir merienda cena. Pero bueno, mejor llegar con mi comida hecha a una barbacoa que llegar con la carne cruda a una merienda cena… Había que arriesgarse. Así que llegué con mis dos sándwiches -el pan normal solo lo venden para hacer al horno, así que no lo probaré hasta navidades- para ver con rabia que sí era una barbacoa. De las portables.


Después nos dijeron que íbamos a ver una peli, The Kentucky Fried Movie, dirigida por John Landis y producida en 1977. Está hecha con sketches, a veces pequeñas historias, a veces publicidad,… Qué risas, qué absurdo todo. Perfecta para esas lluviosas tardes de domingo en las que te reúnes con amigos y no sabes qué hacer. Pues al menos, te ríes.

2 comentarios:

  1. Bueno está un ratooooooooooo... ufffffffff jejejeje

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  2. Hola maar, que no estas engordando hummm! bueno aver si te piyo un dia cnectada i ablamoos muacks (L)

    Jorge tu primo :D

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