Una hora más tarde la fiesta se fue animando, sobre todo cuando llegó la legión de españoles de Hechtsheim, que cogieron los micrófonos y nos cantaron Melendi, Mecano, Hombres G, entre otros. Mientras, Sophie y Miguel reponían la sangría del cubo, que se acabó varias veces, Carolina ejercía de anfitriona saludando a miles de personas que nosotros no conocíamos,…
Fotos en el baño, fotos cantando, fotos jugando al billar, fotos haciendo un montonet en el sofá del bar, fotos limpiando manchas de vino, fotos sentados hablando y papas con sabor kebab completo…
A mitad noche, llegó un grupo y reconocí al que empujó a Sören en Halloween, así que nos fuimos hacia fuera, porque la policía le había dicho que se había ido de Alemania, y que caso cerrado. Después de una llamada, vino la policía y, para no tener que bajar con ellos y señalar al chico, bajé para fijarme en cómo iba vestido. Y nos escondimos mientras iban a por él y le pedían la documentación. Otra vez las caras largas a mitad fiesta. Pero esta vez se solucionó, porque el chico se fue y pudimos bajar a la fiesta.
La gente se fue yendo poco a poco, y al final quedamos los de siempre: Sören, Miguel, Sophie, Carolina, Lukas, una francesa y yo. Unos durmiendo en los sofás, otros bailando y cantando a voz de grito hasta las seis.
Al día siguiente, unos con más dolor de cabeza que otros, a recoger los restos de una larga noche. Dale que te pego al suelo con el trapo, limpiar los baños, barrer, sacar la basura,… Eso sí, luego, para compensar, Miguel nos invitó a comer arroz a la cubana en su casa. Vimos las fotos de la víspera, la película Entre tinieblas, de Almodóvar (menudas “monjitas”), durante la que invadí de nuevo la cama, y a recoger.

Si que fue un gran fiestón, pero tanto como el del siglo...qué ridículo personaje dijo eso? ;)
ResponderEliminar