LAS CASUALIDADES DE LA VIDA

Las casualidades mueven el mundo, y un folleto de publicidad de productos por un euro va a revolucionar mi cocina erasmusiana. Esta tarde, entre clase y clase, me he ido a Real, un supermercado aún más grande que Carrefour, con Sören y Carolina, que se emocionaron con el paraíso de los productos baratos.


¡Me he comprado un mini horno (y mini significa mini, que mide 12x24 cm) por veinte euros! (Hasta ahora no los había visto por menos de sesenta). Os parecerá un electrodoméstico más (sobre todo para los que tengáis en casa microondas u horno), pero es importante, porque ahora puedo hacerme montaditos de pan con queso brie derretido (buena inauguración la que ha tenido, ¿eh, Carolina?), pizzas cortadas a trozos para que quepan, una lasaña pequeñita,…


Qué risas en el supermercado cuando Sören ha descubierto en la sección de disfraces -y digo sección porque eran dos pasillos- uno de pato. Se lo ha probado y la verdad es que sería ideal para carnavales, porque debajo cabe muchísima ropa de abrigo. Pero sesenta euros…


Y bueno, para risas, las que se ha pegado toda la gente a la que me he cruzado al ir a clase, porque no llevaba bolsas y en la mochila no me cabía la caja del mini horno, así que lo llevaba en la mano. Como si estando en la facultad de Filología vieras a una extranjera con un horno…

Por cierto, hoy, aprovechando que aún no siento el aliento de los exámenes en el cuello, he empleado la mañana en hacer 83 fotos de mi cuarto. Todas juntas, dan este resultado, que es perfecto para todos los cotillas que siempre me pedíais un tour y que aún no habéis venido de visita. La verdad es que mis vecinos pensarán que estoy loca, porque he estado cinco minutos subida a una silla dando vueltas sobre mí con una cámara de fotos.