miércoles, 17 de junio de 2009

EN BICI POR EL RIN

"¿Cansada del día a día? ¿Harto de hacer siempre lo mismo? ¿Hace buen tiempo y solo puedes permitirte ver el sol por la ventana del despacho? ¡Ya basta! Es hora de levantarse temprano, hacer un par de bocadillos y desempolvar las bicicletas, porque hoy puedes recorrer el Rin.

Las afiladas piedras del camino, la tensión por que las ruedas de tu bici sucumban finalmente ante sus cantos y el asfixiante calor del camino romperán tu rutina definitivamente. Los más atrevidos incluso podrán robar cerezas y desafiar al sol al no ponerse protector. Recorre el Rin en bicicleta. Lo mejor de todo es que no verás el Rin más que diez minutos en todo el recorrido”.

Este habría sido el anuncio perfecto para la ruta Mainz-Bingen que hice el domingo pasado con Viktoria. Nos imaginábamos un idílico caminito tranquilo a orillas del río con vistas a los viñedos y nos encontramos un camino pedregoso entre naves industriales, Gartenhäuser y campos.

Paramos a comer en Bingen, nos deleitamos con un peazo helado “porque nos lo merecemos” y se me ocurrió que, en vez de volver por el mismo camino, podríamos continuar hasta St. Goar.

Eso hicimos, y resultó ser una idea estupenda, ya que al final sí que tuvimos nuestra ruta por el Rin. Las montañas llenas de vid, la estatua de la libertad (Germania), los Grillen, las calitas donde refrescarse los pies o bañarse,…

Los setenta kilómetros (y las agujetas del día siguiente) valieron la pena.





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