Vicente V. se ha venido a ver el fascinante pueblo donde vivo, pues sabe que no hay día en que no haya algo que hacer o alguien a quien entrevistar, de interesante que es New Brunswick. Sin embargo, y contra su voluntad, le he traído a Nueva York al día siguiente de llegar, porque yo soy una mujer de mundo y creo lo contrario a eso de "más vale malo conocido que bueno por conocer".
Como no teníamos muy claro qué hacer, cogimos la guía y nos fuimos al barrio Chelsea, uno de los más señoriales actualmente. Y uno en el que yo aún no había estado. Comenzamos nuestra ruta en Herald Square, una plaza que se llama así porque allí estaban las oficinas del diario New York Herald (que ya no se edita). Esta plaza es muy conocida porque aquí acaba la cabaldata de Macy´s del día de acción de gracias.
Un par de calles más abajo vimos Greeley Square, otra plazoleta con sillas y plantas que se llama así en honor a Horace Greeley, que fue un reportero del New York Tribune. En Nueva York está prohibido fumar en locales, en las puertas de los edificios y, como véis, en algunos espacios públicos:
Seguimos andando por la calle y empezamos a ver que Halloween aquí es como la Navidad de El Corte Inglés, que llega mucho antes de lo que debería:
Pasamos por Korea Town, y Vicente copió la idea de la postura de las fotos de mi querida Ju Hyeon. La verdad es que es solo una calle, y en comparación con China Town, que es todo un barrio, se queda pequeñín.
Y, como pillaba cerca y he recibido un encargo de mi tío Vicente, que quiere saber cómo funciona el mercado de flores en Estados Unidos y me ha pedido que le mande fotos de las floristerías que vea, nos acercamos al Flower District. Es una calle que está llena de floristerías y la acera está toda repleta de plantas y flores. Me paré a hablar con uno de los floristas, que me comentó que aquí lo que se lleva es la flor decorativa, para oficinas o casas, pero de corta duración. Entre los jóvenes no son muy populares excepto en fechas como en San Valentín. También vimos que la mayoría de anuncios estaban destinados para bodas.
Cuando el hambre aprieta, hasta Vicente es capaz de probar la comida japonesa:
Y para bajar la comida, anduvimos unas diez manzanas hasta el High Line Park, un parque que inauguraron en junio de 2011 y que recupera las vías de un antiguo tranvía. Tiene una distancia de algo más de 2km, y la vegetación se basa más en arbustos que en flores. A mí me recordaba a las dunas de la playa. En esta foto véis lo alto que está:
Y aquí el uso que le han dado a la antigua vía del tren, permitiendo que las tumbonas puedan moverse a un lado y a otro:
Finalmente nos acercamos al Chelsea Market, un mercado que formaron en una antigua nave industrial de la National Biscuit Company, que produjo la primera galleta oreo. Y el gremio sigue allí. Aluciné con algunas de las tartas:
De nuevo, la decoración de Halloween en todo su apogeo:
Y algunas galletas decoradas para la ocasión. Miradlas con zoom, porque son una pasada:
Todo el mercado está decorado con sillones y asientos de mármol verde como el de la imagen. Aparte, probamos el brownie Snow Witch, hecho de chocolate blanco, y el Fat Witch Walnut, hecho de chocolate y nueces. Me habían comentado que eran los mejores brownies de todo NYC, y la verdad es que eran una pasada. Aunque en dosis pequeñas, que les gustan mazacote y con extra de azúcar.
El barrio visitado es Chelsea.
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