jueves, 15 de diciembre de 2011

Boston: capital de universidades

El segundo día de Boston me levanté bien temprano para aprovechar las horas de luz. Decidí utilizar el billete de viajes ilimitados de una semana que me había sacado (es alucinante, para un día cuesta $9, para 7, $15), así que me fui hacia el MIT o Massachusetts Institute of Technology, una institución líder en el mundo en el campo de la investigación y la tecnología.

Ya en la parada de metro me encontré con esta bola gigante y rara que imagino que cuando no es invierno es una fuente con agua.



Los edificios se veían bastante feos e insulsos, así que me acerqué al río a ver el skyline de Boston. La torre de la derecha, aunque no lo parezca en la foto, es la más alta de la ciudad y se llama Prudential Center.


Estuve un rato deambulando entre edificios bastante feos cuando llegué al de Artes Visuales, que estaba señalado en el minimapa que tenía. Todavía no sé por qué decidí meterme a ver qué veía. El hall era original, pero se veía un edificio sin más. Sin embargo, e insisto en que aún no sé por qué, decidí darle una oportunidad más, busqué un ascensor y me subí a la última planta (4ª). Oh la là. Aterricé en el departamento de robótica donde, por ejemplo, tenían unas flores-robots en exposición. Había unos carteles que decían que se podía experimentar y jugar con ellas, pero me dio cosa.


Sin embargo, al cabo de un rato me di cuenta de que esa planta estaba diseñada de forma que casi era una exposición y había unos paneles informativos en cada departamento en los que se contaba a grandes rasgos en qué consistía cada investigación. En la puerta de un profesor vi este recorte de revista:


Y justo enfrente, en la zona común del departamento, allí estaba el robot.


Después de ese gran descubrimiento, decidí ir bajando y explorando planta por planta. Acabé en una dedicada a Lego, donde en la entrada tenían a un tal Scratch.


Por las ventanas se veía a un estudiante presentar un material similar a la espuma a tres profesores.


Además, me gustó mucho una cosa que vi: tenían una pizarra y, con lego-imanes, cada persona tenía que poner algo que pudiera enseñar a los demás. Si te interesaba, ponías un mini cuadradito de color sobre el imán. Finalmente, los talleres más populares se llevarían a cabo. Collaborative learning le llamaban.


En el segundo piso me encontré con esta cabaña de cartón.


Me metí dentro y la gente había ido poniendo cosas en las paredes con post-its con forma de letras. Yo también dejé mi huella :-)


Cuando me acabé el edificio me fui al Student Center, donde vi este Muro de las Preocupaciones. Sobre pizarra, alguien había escrito frases y los estudiantes y trabajadores tenían que completarlas.


Además, me metí en otro edificio de camino a la biblioteca. Tiene un pasillo gigante; tanto, que mirad que lo utilizan para justificar esta sala de descanso, que está más o menos a la mitad.


Alguien se había entretenido cubriendo muchas paredes con figuras hechas con soldaditos de juguetes. ADN, corazones, números pi, smileys – y todo con soldaditos.


La puerta de la biblioteca también estaba decorada…. Con un elefante de papiroflexia gigante y muchísimas pajaritas. Desde luego, así da gusto estudiar.


A la salida, como siempre, los de The Salvation Army y sus tintineantes campanillas. Estás literalmente en cada esquina y piden dinero para los pobres. Les pregunté si estaban relacionados con la iglesia y una chica me dijo que no. Luego James me lo explicó y me dijo que sí, y que además están muy en contra de los homosexuales. Así que me alegro de no haberles dado dinero.


En estas estábamos sobre mediodía, cuando la chica del hostal me había dicho que calculase una hora y media para el MIT y dos para Harvard. Sin embargo, aún me dejé enganchar más y me metí al museo de la universidad, dedicado por completo a la robótica.


Esto es una maqueta de un gato sobre una alfombra que se mueven en horizontal y la silla, que va rebotando en el suelo y el gato y girando en consecuencia. Alucinante.


Después de esto me fui a Harvard, donde me esperaba Bartley’s, un bar que me habían recomendado por sus exquisitas hamburguesas con nombres de famosos y su popularidad entre los estudiantes. Mirad qué hamburguesa y que patatas dulces fritas (fried sweet potatos) me zampé.


Y no sé si sería un estudiante de la universidad o no, pero el niño lo parecía. Y más con esa pajarita.


A Harvard Yard, una zona que se suele visitar cuando se va a esa universidad estaba cerrada para personas ajenas a ésta por culpa del movimiento Occupy Harvard. Ya me pareció raro eso, pero cuando luego los vi y un policía me contó que solo eran 25 y que habían cerrado la universidad para evitar que más gente se uniera la sangre me hirvió…


En cualquier lugar, pude ver otros edificios y muchos eran bonitos:


Por la tarde me fui al centro financiero con dos coreanas que no tenían plan y se me apuntaron. Allí vimos la Trinity Church…


La Public Library de Boston… (muy harrypottiense toda ella, como veis).


Además, allí encontré a un estudiante de Harvard muy muy dedicado a la investigación.


No, la verdad es que al final no le pregunté, pero era un personaje curioso.

También paseamos por Newsbury Street, una calle repleta de casitas de ladrillo rojo en cuyos sótanos y plantas bajas hay tiendecitas de precios prohibitivos. Pero muy bonita.


Vimos el Prudential Center desde abajo…


Y nos acercamos al Museum of Fine Arts, uno de los mejores del país y que los miércoles por la tarde es pay-what-you-want. Había de todo, la verdad, así que a mí me tocó darme mucha caña para ver lo que más me interesaba…


Porque a las siete tenía que ir a la actuación de El Cascanueces…


Sí, al final fui a ver el ballet que tanta ilusión me hacía. Fue muy bonito, aunque lo vi desde un lateral por haber comprado la entrada más barata. Mis compañeros de fila eran todos estudiantes internacionales en Estados Unidos. Se notaba. Más que nada porque éramos los únicos que no íbamos vestidos de día de Navidad. Pero vamos, que el pianista de la pausa tocaba para todos…

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