miércoles, 21 de diciembre de 2011

Bye bye, New York

El miércoles, ya a un día de volverme para España, me iba a Nueva York por última vez (en quién sabe cuánto, quiero decir), pero antes tenía que pasar por el departamento de español a recoger una carta de mi profesor de interpretación. Y aprovecho para enseñaros que de verdad los departamentos de universidad de Estados Unidos son casas:



Una vez ya en la ciudad, tenía unos objetivos bien claros: buscar una piedra para Elena (que al final se quedó sin porque todas estaban cerca de pipis y cacas de perro y me daba asco), buscar algún regalito para mi amiga invisible, otro para Vicente... y, si se podía, quedar con Xavi para despedirme. Perolo primero que hice fue meterme en el Hard Rock Café, que tantas veces había visto en Times Square. Allí  volví a ver en el baño a una mujer que, a cambio de una propina, te da colonia, cepillos, coletas, chicles, flúor,...


Además tienen un mural hecho con guitarras eléctricas:


Y las escaleras que separan la tienda del restaurante tienen este techo:


A la salida me encontré con otro de esos personajes que siempre están rondando Times Square. Es un señor que, disfrazado de doctor sangriento, va paseando con un carrito de la compra. Cuando ve a alguien distraído, pulsa un botón y del carro se levanta un esqueleto. No es muy difícil averiguar dónde está, como imaginaréis, porque se oyen los gritos de la gente. El señor lo que anuncia son unos tours no aptos para miedosos que hacen todos los días por la gran manzana.


Después de patearme todas las tiendas y enfadarme con el mundo por lo difícil que es encontrar pantalones, pasé por Radio City, que desde hace un mes ya está decorado de Navidad. Aquí es donde actúan las famosas Rockettes del show Christmas Spectacular.


Además, en la Avenida de las Américas han puesto decoración navideña a gran escala (las bolas de Navidad gigante son de la manzana de al lado).


Vi a lo lejos y de lado el árbol de Rockefeller. En esta pequeña plaza es donde se celebró el concierto de Coldplay un día de buena mañana. Todos los viernes hay actuaciones en directo para el programa USA Today, solo hace falta madrugar.


Las calles mojadas, las luces de los edificios, los faros de los coches, los árboles pelados...


Menos mal que Xavi me llevó a una pastelería bien hogareña, de ésas que tienen piñas encima de la mesa, junto al aceite de oliva (!), la sal y el azúcar. Con un chocolate bien caliente y un apple cider nos despedimos. Hasta whenever y wherever. :-)


El Chrysler, como os contaba el otro día, siempre aparece escondido detrás de algún edificio. Solo hay que mirar bien.


Como ya os he contado muchas veces, los neoyorquinos sin embargo prefieren relajarse y olvidar dónde están por un momento. Si no no me explico la popularidad de los salones de belleza, de manicura, de masajes,...


Y ya de camino a la Port Authority pasé por la Biblioteca Pública, con la torre del Bank of America (malditos) por detrás asomando:


Y os dejo, como no podía ser de otra manera, con el Empire State, el verdadero vigilante de la ciudad.


En fin, como veis, me dio mucha pena irme de Estados Unidos, ir a Nueva York por última vez y despedirme de unos amigos a los que, por lejos, quién sabe cuándo volveré a ver. Menos mal que en casa me esperaba mi familia, Vicente, mis amigas... Sí, definitivamente, Navidad es buena época para volver a casa como el turrón.

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