sábado, 17 de diciembre de 2011

NYC en un día

El sábado vino James a ver Nueva York y, sobre todo, a verme a mí :-) Todavía no había ido nunca, aunque solo lo tiene a dos horas en tren, así que tuve que montar el plan perfecto para que descubriera Nueva York en tan solo un día. Pero encontrarnos no podía ser tan sencillo como quedar en un cruce de calles, no, no cuando mi móvil americano podía protagonizar la escena. Y así fue, pues se quedó sin saldo. En Estados Unidos, para quien no lo sepa, no solo te cobran al llamar o enviar mensajes, sino también al recibirlos. Es decir: incomunicación total.

James, sin mapa y ninguna idea de dónde estaba yo; y yo, anguastiada porque encontrar a una persona en Manhattan puede resultar bastante complicado (aunque a la hora de encontrarme a gente de casualidad sea una experta)... Las cabinas (que allí aún existen) no hacían más que pedirme $1 para poder llamar (y en monedas solo), y se quedaban el dinero aunque comunicara o no me lo cogiera. Unos dólares más pobre, decidí preguntar en un restaurante si me dejaban llamar e incluso pedirle el móvil a los de un puestecito de kebabs. Nada.

Al final se me ocurrió que llevaba el móvil español para algo más que para tener internet en las cafeterías con wifi: resulta que, como móvil, también llama y manda mensajes. Así que, congeladito y preocupado, finalmente encontré a James :-)

Empezamos por Central Park, donde, en la esquinita inferior derecha, montan en invierno la pista de patinaje Wollman. Junto con Bryant Park y el Rockefeller Center, no me extraña que los neoyorquinos tengan patines de hielo...


También está ahí el estanque The Pond, y de fondo el famoso (y carísimo) Hotel Plaza.


De ahí pasamos a la quinta avenida, donde están las tiendas más lujosas de la ciudad. En la esquina de Central Park que da a esta calle es donde está la tienda de Apple acristalada y la juguetería FAO Schwarz. En la puerta de ésta, un hombre vestido de soldadito te abre la puerta (y se le pueden pedir fotos). Dentro, una juguetería enorme, con peluches gigantes y trabajadores que enseñan a los niños cómo funcionan algunos de los juguetes. En el piso de arriba nos encontramos este futbolín de Barbie bastante creepy:


También en el piso de arriba es donde está el piano gigante que aparece en la película Big:



En realidad en la tienda solo había niños jugando, y la cola era para pasar era tan larga que ni siquiera me esperé para probarlo yo también...


Atentos a los escaparates de Navidad de la joyería Tiffany. Le dije a James que podría simular ser Audrey Hepburn mirando los diamantes, pero creo que tenía demasiado frío como para seguirme el rollo...


Bajamos por la quinta avenida hasta St. Patrick's Cathedral y, solo cruzando la calle, llegamos hasta el Rockefeller, un edificio tan alto, tan alto, tan alto, que no cabe en las fotos. Al menos el árbol de Navidad y la pista de patinaje sí caben.


Y de ahí, chano chano hasta Times Square. De camino nos compramos unos bretzel (aunque aquí digan pretzels, James y yo lo decimos en alemán) saladísimos. Para poder comerlos íbamos quitando la sal, y en las escaleras rojas dejamos esa bonita huella.



La siguiente parada de nuestro itinerario era Bryant Park, un parque del que ya os he hablado otras muchas veces, porque está muy cerquita de Times Square, tiene una fuente muy bonita, wifi gratis y en verano se puede jugar al ping-pong y en invierno patinar sobre hielo o echar un vistazo a los puestecitos del mercadito de Navidad.

Y, ya que estábamos al lado, entramos en la New York Public Library, una de las más grandes del país. Ya vine con Ángel el de la Ruta Maya en octubre, pero no llegamos a ver la Biblia de Gutemberg que tienen en exposición, así que había que volver. La entrada es gratuita y, dependiendo de la época, te hacen pasar por un torno o no. En Navidad ponen un árbol precioso en la entrada, al lado del león de LEGO. Según entras solo hay que seguir recto para encontrar la Biblia, que a mucha gente se le escapa porque está expuesta en una vidriera más, sin ninguna distinción especial.

Sin embargo, la parte más bonita está en el segundo piso (tercero para los estadounidenses, pues para ellos la planta baja es el primer piso - tenedlo en cuenta al pulsar en los ascensores). Es allí donde está la biblioteca donde la gente intenta estudiar pese al flujo constante de turistones. Yo con unas vistas como ésta por la ventana mucho mucho no me concentraría... Me encanta esta ciudad: mires donde mires, siempre ves el Empire State, el Chrysler, la torre nueva de la zona cero,... así es imposible desorientarse.


 En la parte de la biblioteca me pareció curioso que, en los extremos de cada mesa, había un diccionario. Así que, aprovechando la ocasión, busqué mi nombre (a sabiendas del significado en inglés, que ya me lo habían dicho). "Estropear", vaya poca vergüenza.



Llegados a este punto se nos ofrecían dos alternativas: o seguir rumbo al sur hasta llegar al Empire State y Madison Square Garden, o hacia el este y ver Grand Central Terminal y la ONU. Ganó la segunda opción porque, después de todo, si no íbamos a subir al Empire ($22), no se iba a ver mejor por estar más cerca, y de Madison desde fuera solo se ve que es un edificio circular.

Así que llegamos por la 42 St. hasta Grand Central Terminal, donde James y Reiko (que a esas horas ya se nos había unido) vieron el famoso reloj dorado del hall principal. Yo no hacía más que intentar entusiasmar a James con todo lo que veíamos y él, que todo esto ya lo había visto en miles de películas, y que por tanto nada era taaaan impactante. Al menos a Reiko sí se la veía disfrutar con cada cosa nueva.


Llegamos luego al edificio principal de la ONU, donde están todas las oficinas. Este edificio está ahora en construcción y nadie trabaja allí. Los traductores están a un par de calles, los periodistas en el sótano de un edificio muy cercano,... Aún así, mola verlo en vivo y en directo.


También nos hicimos una foto con la escultura Sphere within a sphere, que se halla en la entrada de visitantes de la ONU desde 1996.


También vimos por allí la famosa escultura de la pistola anudada, regalo de Luxemburgo y que lleva allí más de 20 años.


Para aprovechar las horas de luz, después de la ONU y antes de comer nos fuimos en metro a Brooklyn. Comimos en un italiano en Fulton St. La idea era probar por fin la famosa pizzería Grimaldi's, pero, una vez más, había tanta cola a las 15:30 (que recordemos que para ellos es tardísimo y por tanto debería haber estado vacía), que tuvimos que desistir. Luego me los llevé a la plataforma que está bajo el puente a ver las vistas y les enseñé la antigua estación de bomberos y ahora heladería. Cuando les hablé del helado de pecan butter Reiko no pudo resistirse, pese a que estaba siendo uno de los días más fríos desde que llegamos. Ni aún comiéndonoslo (yo colaboré, claro) dentro se quitó los guantes...


Y después de un ratito congelados en el muelle haciendo fotos, desistimos de la idea de ver atardecer en la zona DUMBO, la que está entre el puente de Brooklyn y el de Manhattan. Así que empezamos a andar los casi dos kilómetros de puente. Las vistas son preciosas...


De noche se encienden las farolas y puedes ir viendo cómo se van encendiendo las luces de los rascacielos. En la imagen, se ve la torre de la zona cero.


Aquí tenemos a James muerto de frío y aguantando con paciencia mis paradas fotográficas.


Esta torre, una de las cuatro que piensan construir, es actualmente el edificio más iluminado de todo Manhattan, y eso que aún está  en obras. Por Navidad, cambiaron las lucecitas blancas por otras de colorines para que sirviera de decoración. La Torre de la Libertad, que así se llama, se estrenará en 2013 y tendrá una altura de 1776 pies (fecha de la independencia norteamericana, unos 541 metros) y la azotea estará situada al mismo nivel que la de las Torres Gemelas. Habrá una aguja desde esa azotea que hará de esta torre la tercera más alta del mundo.


Esta visita se hubiera podido completar visitando el interior del monumento de la zona cero, que es gratis (funciona por donaciones voluntarias), pero cuando fui a hacer la reserva por internet ya no quedaban plazas. Así que nos fuimos hacia Liberty Plaza, donde hasta hace nada estaban los del movimiento Occupy Wallstreet. Ahora solo queda una bonita plaza iluminada con luces de Navidad... y mucha policía y muchas vallas para evitar que la gente pase y se quede.


También nos acercamos a Wall Street, aunque la verdad es que mucho no se ve, y a la estatua del toro, en Bowling Green. Si pensáis hacer el recorrido y os da tiempo, es buena idea acercarse a Battery Park, un pelín más al sur, y ver la Estatua de la Libertad. Nosotros, en cambio, como teníamos que llegar hasta Chinatown para que James cogiera el bus que le devolvería a Philly, hicimos camino para allá. En Bowery St. pasamos por la Confucius Plaza.


Ya después de dejar a James en la empresa de transporte china, nos fuimos para el metro y ¡tachán! Resulta que estábamos al lado de la calle Rutgers.


Después de muchos minutos de indecisión porque no sabíamos adónde ir y por culpa de que, en la parte sur de Manhattan, en algunas paradas no se puede cambiar al andén contrario, de forma que tienes que tener muy claro adónde vas antes de meterte en el subsuelo, acabamos en Union Square. Allí pude acabar de ver el mercadito de Navidad que ya empecé a ver con mi familia. Conocimos a un pintor español que vendía exclusivamente cuadros relacionados con el paisaje español y el flamenco. Dice que, aunque le gusta pintar cosas diferentes, eso lleva vendiéndolo muy bien más de diez años, así que ahí sigue. Otros se dedicaban a crear móviles poéticos, incluso mezclando palabras en español:


Y finalmente acabamos en la zona donde se cruzan Greenwich Avenue y 11th St., que está llena de bares y restaurantes. No llegamos a combinarlo con una visita rápida al Chelsea Market a por el postre, pero es algo que, con más tiempo, hubiera hecho. Además, cenar allí es genial porque hay muchísimos pubs y locales con música en directo cerca de Washington Square.


¿No está mal el plan para ver Nueva York en un día, no? :-) Desde luego, completito sí que fue.

Los barrios visitados son Central Park, Midtown Center, Theater District, Brooklyn, Lower East Side, Seaport District, Chinatown, Unio Square y West Village.


Coste total del día: $2,50 del viaje en metro desde la ONU hasta Brooklyn + comidas.


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