miércoles, 7 de diciembre de 2011

Supercalifragilisticexpialidocious!

El martes, aprovechando que no tengo clase (aunque sí una entrevista para un proyecto), me volví a escapar a Nueva York a estar con mi familia. Me esperaron en la estación de autobuses, así que, como pillaba cerca y mi hermano quería ir, nos acercamos a la tienda de M&M's. Creo que ya os la había enseñado, pero es que es alucinante. El merchandising llevado al extremo.

De todas formas, tanto mi padre como mi hermano al final resultaron estar interesados más en el wifi que en los caramelos...


De ahí cogimos el metro y nos fuimos a ver el edificio Flatiron. Justo en la esquina, en la planta baja, había una exposición hecha con vasos de papel pintados a mano y colgando del techo. Eran súper bonitos, y además las dos artistas estaban allí mismo pintándolos.


Y aquí está el edificio, que tiene tela. Se construyó en 1902 y por aquel entonces era de los más altos de la ciudad. Sirve de cruce de Broadway y la 5ª avenida, y el ángulo es de solo 25º. En la parte más delgadita (y redondeada), mide 2 metros de ancho, y de hecho cuando se construyó todos apostaron a que se derrumbaría por las corrientes de aire. Pero ahí sigue...


A mí madre le llamaron la atención los depósitos de agua que se ven en las azoteas de casi todos los edificios. La verdad es que yo ni me había fijado, simplemente los había asimilado sin darme cuenta.


En Madison Square, la plaza donde está el Flatiron Building, es también donde se haya el Shake Shack original. Ahí nació la cadena de hamburguesas, ahora famosísima por sus batidos (extre-densos, pero buenos) y sus minihamburguesas (vale la pena coger una doble). Fijaos que llovía y, aún así, la gente esperaba estoicamente su turno en la cola.


Paseando por este barrio nos topamos con una bonita tienda de accesorios para perros. La verdad es que telita... La corona, desde luego, es ideal para salir a pasear.


Además, en el bloque de edificios donde ninguno destaca, pero juntos forman un conjunto encantador vimos un comdero de pajaritos... A las aves rapaces las véis de fondo.


Seguimos explorando el barrio y llegamos a Union Square con la suerte de que, ¡tachán!, habían montado un mercadito de navidad de productos artesanales. El Empire, como siempre, a lo lejos, vigilando todo...


Y en la misma plaza vimos también un acto heroico. ¿Quién dice que con lluvia no se puede jugar al ajedrez... al aire libre? Ahora que recuerdo, Vicente V., cuando vino a verme, también vio a gente aquí jugando al ajedrez. Quizá es que tienen montada una apuesta a que siempre hay alguien jugando... llueva o nieve. O se vaya la luz.


Y de ahí, pateo de mucho cuidado (moraleja: atravesar 9 manzanas en vertical puede costarte 10 minutos, en horizontal quizá 40 - 60 con paradas en tiendecitas buscando decoración navideña). Pero llegamos a nuestro destino: el Chelsea Market, otro viejo conocido. Pero... ¿qué mejor lugar para tomar el postre?


Además, me sirve de excusa para hacer fotos a los dulces estacionales nuevos. Al final cayeron tres brownies, aunque mi madre nos mandaba a Ferran y a mí a la happy hour de un bar para que nos tomáramos algo calentito. Ja, ja y ja. Y, por cuarta vez, pregunté en la tienda de cocina si tenían el sello de Handmade para galletas y nada.


Teníamos asumido que al salir de allí sería ya de noche, pero aún así impresiona darte cuenta de lo prontito que se va la luz por estas latitudes. Nos fuimos a pasear por el High Line Park, que a mi madre le impresionó muchísimo. La verdad es que es una solución buenísima para pasear o incluso correr por la Gran Manzana sin tener que preocuparte por el tráfico. Y estamos hablando de más de 20 manzanas (en vertical) que se atraviesan verticalmente.


De nuevo cascanueces everywhere.


Y, tras otro pateo importante, llegamos a nuestro destino: la calle 42, donde, al lado del McDonald's más luminoso que he visto jamás (parece un teatro), está el teatro del espectáculo de Mary Poppins, uno de los musicales más recomendados. Mirad qué mesa de mezclas tienen los técnicos de sonido...


Y nosotros, tres estudiantes y un adulto (coló el carnet de la Escuela Oficial de Idiomas de mi madre, aún ni me lo creo), nos sentamos en la 4ª fila del segundo piso.


Estábamos comentando que era muy raro que, habiendo pagado por las entradas más baratas, estuviéramos tan bien situados cuando se descubrió el pastel. No deberíamos estar en el segundo piso, sino en el tercero. Para que os hagáis una idea:


Pero vamos, que ningún personaje estaba calvo en la coronilla y la verdad es que el espectáculo está diseñado para que, incluso arriba del todo, se vea todo. Y vale la pena, aunque se hace un poco largo, pero la historia está chula. Y solo os puedo decir:

Supercalifragilisticexpialidocious!
Even though the sound of it
Is something quite atrocious
If you say it loud enough
You'll always sound precocious
Supercalifragilisticexpialidocious!


Los barrios visitados en este post son Theater district, Flatiron district, East Village y Chelsea.

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